Estamos en las puertas de una pandemia política que amenaza convertirse en un régimen autoritario con maquillaje democrático. En Bolivia se respira un aire extraño que evoca miedo, pero al mismo tiempo oportunidad. De esta oscuridad tenebrosa y casi corpórea puede nacer, como su antítesis, una poderosa fuerza radiante capaz de vencer aquello que procura matar.
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